sábado, 28 de abril de 2012

CONTRAPUNTO. CUATRO AÑOS PASEANDO POR LA MÚSICA.


Era el seis de abril de 2008. Aquella mañana, de cálido y radiante domingo, me presenté en los Estudios de Radio Gredos Sur, portando tan sólo un disco de Música, no podía ser de otra manera, Juan Sebastián BACH; mis someros conocimientos en la materia y, eso sí, una caja enorme, repleta hasta los topes, de ilusión por disfrutar, y a la par hacer disfrutar, a todo el que lo creyera conveniente, poniendo encima de la mesa la pasión que siento por la Música Clásica.

Por aquel entonces, yo no conocía a nadie. Aún recuerdo, ahora con gran afecto, la cara que pusieron las dos personas que me recibieron, y que de manera respetuosa primero, y algo incrédula después, escucharon la exposición que de mi proyecto hacía.
-¿Cuándo estás dispuesto a comenzar?
-Ahora mismo si os parece bien.
-Pero…¿Así, sin papeles?

Aún hoy, tantos y tantos domingos después, creo que lo que más sigue llamando la atención de todos los que conocen CONTRAPUNTO, es que se sigue haciendo sin papeles.

Efectivamente, habrá quien diga que somos unos perfectos indocumentados. Y, mirándolo con rigor, puede que no les falte razón. Pero es que, sinceramente, cuando se habla desde la pasión, cualquier tipo de dato escrito previamente, no hace sino poner limitaciones.
Porque es que, como dijo MOZART, lo que diferencia al músico, del hacedor de pasteles, es que La Música no es más que la traducción ordenada de un impulso mágico, que nace en el corazón. La Música, y en especial la Clásica, se yergue austera, aunque no por ello carente de elegancia, para institucionalizarse, en estos momentos de tensa espera, en uno de los baluartes en los que la cada vez más deteriorada condición humana, puede guarecerse.

La Música es, el último a la par que por excelencia, elemento capaz de unificar las dos condiciones que separan, de manera constitutiva, la propia condición del Hombre. Por un lado, la Música amansa a las fieras. Se manifiesta en sus efectos como el más firme y eficaz bálsamo capaz como pocos de curar las heridas del espíritu. Es así, en consecuencia, uno de los instrumentos más eficaces que existen para alcanzar con éxito los recovecos existenciales de la componente metafísica de nuestro ser. Por otro lado, la Música se manifiesta continuamente, a la par que en todas las épocas, como uno de los instrumentos más capacitados que se conocen para lograr la relajación física del Hombre.

Históricamente, forma parte desde el principio de los Tiempos conceptuales, es decir desde que el Hombre dejó de transitar por los insospechados paisajes del mito, para hacerlo por los certeros caminos del logos, de todos y cada uno de los elementos fundamentales de Educación. Nadie dudó jamás de que un Hombre Culto ha de tener, de manera incuestionable, nociones de Música.
Sin embargo, tal y como suele pasar con muchas cosas, semejante concepto fue malintencionadamente pervertido. Lo que en un principio se mostró como una de las herramientas más eficaces de cara a promover el desarrollo íntegro del Hombre, al tocar todos y cada uno de los planos epistemológicos del mismo, a saber, moral, ética, conducta y ego; la Música acabó convirtiéndose, en un elemento de separación.

Como toda realidad humana, se halla sometida a los criterios cuando no antojos de su creador, en este caso, el propio Hombre. Por ello, una vez que la Música se encontró junto al Ser Humano, inmersa en los criterios de segregación que éste impuso, se convirtió en un instrumento más, encargado de promover cuando no de manifestar, la diferencia de categoría social. A partir de ese momento, cuando el conocimiento de la Música, o incluso su abierto disfrute, se convierte en motivo de análisis, se lleva a cabo uno de los ejercicios más deshumanizadores que el propio Ser Humano puede llevar a cabo.

Afortunadamente, el triunfo definitivo de las libertades en la práctica totalidad del mundo desarrollado, ha permitido la paulatina desvinculación de La Música respecto de semejante tipo de conceptualizaciones. Así, la manifestación musical es hoy sinónimo de comportamiento humano. La progresiva evolución del sistema, ha corrido paralela a la evolución que, desde el grito primario, ha consolidado la inseparable relación hoy por hoy y de manera ineludible, resulta existente entre Música, y Ser Humano.  La forma de conseguirlo, evidente. La Educación única manera de consolidar de manera plena, todos y cada uno de los componentes que conforman un ser humano pleno, ha encontrado en la Música un aliado inestimable.

Porque la Música es eso. Plenitud, satisfacción, ilusión, pasión, virtud. Expresión de deseos, de sueños, de miedos y esperanzas. Es en definitiva, la máxima capacidad de creación extraordinaria de la que puede hacer gala el Ser Humano.

Y para mí, cuatro años después, ha supuesto igualmente, la sorpresa, siempre maravillosa, de encontrar un grupo de personas maravillosas que, de manera desinteresada, me han hecho sentirme siempre como en casa, a la par que me facultaban para desarrollar la que constituye una de mis mayores pasiones, la de disfrutar, dando a conocer, algunas de las que son las más hermosas creaciones del Ser Humano.
¿Me acompañáis un día más?

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

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