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Una de las circunstancias que sin duda pone de manifiesto no ya la peculiaridad de España como país, sino especialmente lo peculiar del carácter de los españoles, es aquella circunstancia tan sabiamente elegida a la par que explicada por el insigne Julián MARÍAS, cuando este afirma que…si bien en cada momento de la actualidad puede resultar difícil encontrar dos circunstancias que confluyan en el mismo grado de importancia para dos españoles coetáneos, no así ocurrirá a la hora de provocar reacciones previsibles en dos españoles separados en realidad por varias decenas de años, cuando no de siglos. Así, un español del Madrid de los sesenta, reaccionará igual que otro con época en el “Madrid de los Austrias”, a la hora por ejemplo de reconocer a una mujer bella, o de defenderla ante el ataque de algún rufián. Pero siempre sin reconocerse ellos mutuamente el mismo tipo de valor, o semejante procedencia.
Y este es, sin duda, el más correcto de los puntos de partida que habremos de introducir a la hora de aproximarnos al reconocimiento, o más bien a la falta del mismo, que en relación a la música española se ha llevado a cabo, casi siempre con el recatado silencio, cuando no con la abierta aquiescencia, de España, y de los españoles.
No se trata aquí de entonar una recua plañidera. Ni tan siquiera habremos de promover un conato de crítica. Simplemente intentaremos promover un sucinto análisis en virtud del cual intentar llegar a las conclusiones básicas en torno a las que explicar por qué la música española está marcada de los dos máximos vicios que históricamente practica el español, a saber considerar siempre lo extranjero como mejor, por el mero hecho de ser extranjero, y sufrir del conocido trauma que para España significa reconocerse como española.
Cuando hablamos de otras ciencias, aptitudes, o comportamientos; relacionados con materias o ciencias tan diversas como la Filosofía, la Política o la Medicina; los logros e implicaciones que las aportaciones de los españoles tienen, no sufren, afortunadamente, de este pequeño gran lastre. Obras como las investigaciones de MARAÑÓN pioneras en el programa genoma, el desarrollo de estructuras políticas innovadoras como las I y II Repúblicas, con figuras como AZAÑA, o las aportaciones al campo de las Humanidades de genios como UNAMUNO, aparecen no obstante libres de esta lacra, que impide su desarrollo a la par que limita su conocimiento, por otro lado tan imprescindible para propios y extraños.
Así, nadie en su sano juicio puede negar que las aportaciones de los creadores españoles a
En conclusión, los dos últimos siglos, esbozando el comienzo del XIX con el nacimiento de FALLA, y el fin del XX con la muerte de RODRIGO, constituyen el periodo de mayor trascendencia técnica, con perdón de algunos como LUIS DE VICTORIA, O CABEZÓN, teniendo a su vez en cuenta las aportaciones de otros como GRANADOS.
Por ello, aprovechando la especial circunstancia que se pone de manifiesto en la incidencia que el mes de noviembre tuvo siempre en la vida de todos ellos, es por lo que vamos a comenzar aquí un ciclo especial de Música Española con el mes de noviembre como protagonista.
Esperamos sinceramente que os guste.
Luis Jonás VEGAS.
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